jueves, 14 de abril de 2011

Alfonso XIII... ¡agárramela que me crece!

Los que me conocen bien saben que soy un poco raruna y que no suelo seguir a la multitud en ciertos temas. Hoy, por ejemplo, sé que voy a ser testigo de cómo mis contactos de facebook pondrán fotos, comentarios y enlaces en sus muros que hagan referencia al 80 aniversario que se conmemora hoy. No me parece mal que lo hagan, sino todo lo contrario, pero yo no lo haré. Siguiendo la misma línea, aprovecho para comunicar que soy de esa clase de personas que odian la sección de deportes de las noticias, y especialmente últimamente, me resulta odioso tener que soportar tanto comentario sobre los varios "partidos del siglo" que tienen lugar a lo largo de este mes (Esto es un ejemplo de lo que sí me parece mal). Sé que yo resulto cansina con algunos temas, especialmente con lo referente a la Semana Santa, pero me gusta más ser cansina de esta manera que hacer lo mismo que todo el mundo, de modo que, aunque mi entrada al blog hace referencia, en cierto modo, al 80 aniversario de la II República, me voy a dedicar a analizar una cuestión bastante más kitsch: Alfonso XIII.




"Sí, beibe, soy Alfonso XIII"

No hace falta ser un lince para saber que Alfonso XIII se marchó tras conocer los resultados de las elecciones celebradas el 12 de abril de 1931. Como todo el mundo sabe, Alfonso XIII (en lo sucesivo, lo llamaremos "Alfon") fue un rey bastante lamentable y ello le pasó factura. Este personaje nació ya rey, porque cuando finó su padre y antecesor, Alfonso XII, su madre estaba preñada y se esperaba que este nascituro fuera un chico, como así fue, dado que el matrimonio regio sólo había tenido dos hijas. Hasta que Alfon se hizo mayor, fue su madre, María Cristina, la que ejerció de rey, esforzándose por conservar el trono para él. Total, todo para que el bueno de Alfon fracasase en el intento.


Y mientras todo el mundo celebraba con alegría y regocijo la nueva situación, Alfon tuvo que tomar una decisión y la decisión fue salir por patas. Él decía que se iba porque no quería provocar una guerra civil. ¿Estaba insinuando que podría haber llamado a las fuerzas del orden para que hicieran una escabechina? Y si esto hubiera sido cierto... ¿hubieran acudido las fuerzas del orden a su llamada? Si así hubiera sido, lo único que habría conseguido hubiera sido complicar las cosas, así que es posible que haya algo de cierto en lo que decía, pero no creo que sea la única razón. Seguramente Alfon tenía miedo a acabar como los Romanov, sobre todo teniendo en cuenta que los españoles tendemos a ser extremistas y bastante bruticos. Y, como Alfon y su familia no querían acabar enterrados en un bosque, se marcharon. 



Alfonso XIII vestido raro.


Y así comenzó en España una nueva etapa, breve pero intensa, en la que se llevaron a cabo una serie de reformas muy necesarias (y que debían haberse llevado a cabo mucho antes, en el nefasto siglo XIX) que contribuyeron, entre otras cosas, a modernizar el país. ¿Y qué pasó con Alfonso XIII? Si Alfon hubiera sido un hombre viejuno podía haberse dedicado a descansar y/o a vivir la vida loca exento de preocupaciones  y responsabilidades en lo que le restaba de vida, aunque lo de vivir la vida loca ya lo hacía antes de irse de España. Pero Alfon tenía "sólo" 45 años y una familia a la que mantener. Su madre, Mª Cristina, había finado en 1929. Alfon estaba casado con Victoria Eugenia de Battenberg (en lo sucesivo, la llamaremos "Ena", el nombre con que se la conocía en familia), una princesa inglesa y, sin embargo, guapa, que resultó ser transmisora de una enfermedad de la sangre llamada hemofilia, que curiosamente es transmitida por las mujeres y padecida por los hombres. El matrimonio había tenido un total de 7 hijos, pero como uno de ellos nació muerto, hablaremos sólo de los otros 6, todos ellos solteros y en edad de merecer en el momento en que tuvieron que salir de España.


El matrimonio entre Alfon y Ena había fracasado, obviamente, por culpa de Alfon, que no sólo se dedicaba a tener un montón de relaciones extramatrimoniales y unos cuantos hijos ilegítimos por ahí, sino que además culpaba a Ena de haber transmitido la hemofilia a dos de sus hijos. Al tener que exiliarse, Alfon y Ena ya no tenían porqué aparentar, así que se dedicaron a vivir cada uno por su lado, aunque coincidieron en varias ocasiones, como en el entierro de Gonzalo o el bautizo de su nieto Juanito. Parece ser que Ena volvió a Inglaterra con su familia, aunque luego acabó estableciéndose en Suiza, mientras que Alfon empleó su tiempo en gastar dinero a lo tonto; estuvo viajando por ahí, y suponemos que seguiría dedicándole cierto tiempo a sus aficiones predilectas: la caza, las mujeres y las películas porno. 




Alfonso XIII de joven, muy feo, por cierto, y su madre, a la que físicamente se parece bastante.


Alfon acabó instalándose en Roma con las hijas, mientras los chicos estaban repartidos por Europa, entregados a sus diferentes estudios, quehaceres y divertimentos. Pero, claro, a los hijos no sólo había que mantenerlos, sino que además había que buscarles novios y novias, y, finalmente, soltar pasta para las bodas. Aquí Alfon lo tenía bastante jodido: primero, por la situación familiar y el futuro incierto que tenían; segundo, por la situación de cada uno de ellos (dos hemofílicos, un sordomudo y dos chicas que podían transmitir la hemofilia). Tampoco ayudaba mucho el físico de los muchachos, aunque ninguno de ellos fue tan feo como su padre. El mayor, Alfonso, era hemofílico, con mala cara, muy rubio y con los ojos muy claros, por lo que daba un poco de miedo y de grima. Parece ser que, como el resto de sus hermanos, era más bien alto, aunque un poco tirillas y al lado de su hermano Jaime debía de parecer un moñaco. En el momento de huir de España en 1931, Alfonsillo estaba postrado en cama y tuvieron que sacarlo en brazos del palacio real. El segundo hijo, Jaime, el sordomudo, era muy alto y esbelto, bien plantao que podríamos decir, pero físicamente se parecía a su padre y, aunque en su niñez y juventud no era tan feo como éste, con el paso del tiempo acabaría siendo un clon suyo. Su hermana Beatriz era como él pero en chica, alta y esbelta, mientras que la otra hermana, Cristina, era rubia y más recia, pero como había salido a la madre, pues era más guapa. A pesar de los pesares, las dos chicas tuvieron suerte en el tema novios porque ambas se casaron con aristócratas italianos. Los más pequeños, Juan y Gonzalo, eran, en mi opinión, los más vendibles. Para empezar, porque eran los menos feos; no eran ni un clon de Alfonso XIII ni parecían salidos de "El pueblo de los malditos". Juan era el más sano de todos y Gonzalo, aunque también era hemofílico, no sufría los mismos padecimientos y dolores que su hermano mayor y podía hacer una vida más normal. Sabemos que Juan era alto y bien plantao, no tan alto como Jaime (que debía rondar los 2 metros) y más recio, pero desconocemos si Gonzalo también lo era por la escasez de fotos suyas en su edad adulta. Y es que el pobre Gonzalo falleció cuando aún no había cumplido los 20 años, cuando iba en el coche que conducía su hermana Beatriz (que se acababa de sacar el carnet) y tuvieron un accidente. No parece que fuera muy grave, pero, como Gonzalo era hemofílico, tuvo una hemorragia interna que lo mató, como sucedería unos años más tarde con su hermano Alfonso. Ya veis, Alfonso XIII tenía todo un "surtido Cuétara" de príncipes para repartir por ahí.
Alfonso XIII y Ena. La cara de Alfon no tiene precio




Ante esta situación, parece ser que Alfon, al menos en principio, se desentendió un poco de buscarles novias y novios a su prole, y ello tuvo enseguida sus consecuencias. El caso es que el hijo mayor, Alfonso, no necesitó que su padre le buscase novia, y se la buscó él sólo. El hemofílico príncipe se dedicaba a pasar largas temporadas en sanatorios y balnearios suizos para curar sus dolencias y allí conoció a una cubana llamada Edelmira Sampedro de la que se enamoró o algo parecido. Al rey no le hizo gracia que su hijo y sucesor se comprometiese con una mujer que no era de la realeza, y seguramente le diría algo así como "Hijo mío, no seas tontico, si puedes casarte con una mujer de la realeza y estar liao con la cubana al mismo tiempo...", insinuándole que tal vez podía tomar a la cubana como concubina. Pero el hemofílico príncipe parece ser que era un tío sensible o romántico y se quería casar con la cubana, pero para ello antes tenía que renunciar a los derechos de sucesión al trono, cosa que hizo y al final se casó con su amada cubana en Lausanne (Suiza), en 1933. Su padre no acudió a tal evento, suponemos que en señal de protesta, pero Ena sí lo hizo. Alfonso junior y la cubana acabaron yéndose a vivir a los Estados Unidos y finalmente se divorciaron. Para entonces parece ser que Alfonsillo ya se estaba viendo con otra cubana, esta vez una modelo llamada Marta Rocafort, con la que acabaría casándose y divorciándose a los pocos meses de casarse. Después de haber fracasado en ambos matrimonios, sin hijos, dado a la mala vida, alcohólico y enfermo, Alfonsillo, falleció en 1938 en un accidente de coche mientras volvía a casa de juerga, de algún club nocturno de dudosa reputación y acompañado por una señorita de dudosa reputación. Tenía 31 años y, viéndose exento de las responsabilidades de ser rey, prefirió vivir la vida loca a tope. ¡Con dos cojones! No sé a qué esperan los de Telecinco para hacer una tv-movie sobre su persona.


Como vemos, Alfonso XIII, se había desentendido de su hijo mayor a causa de la cubana y debió escarmentar con ello, porque con los demás hijos quiso involucrarse más. Y aun con todo, Alfon debió de salir escocido, porque 3 de sus hijos habían decidido casarse el mismo año: 1935. Prepárate para soltar pasta y para organizar 3 bodas de tus hijos en menos de un año. Alfon lo hizo, pero claro, ayudado por pajes, mayordomos y ayudantes de cámara... ¡así cualquiera! Primero se casó Beatriz con un príncipe romano llamado Alessandro Torlonia, ¡pues bien por Bea! Alfon ya no tendría que mantenerla. Con respecto a Beatriz no me voy a extender tanto como con su hermano Alfonso, ya que lo más destacable de su vida es que tuvo varios hijos, de los cuales la mayor, Sandra, tuvo un hijo llamado Alessandro que fue especialmente famoso en nuestro país a comienzos de los 90 por el idilio y el hijo que tuvo con la actriz-bióloga-presentadora-bailarina-guionista-ideóloga Ana García Obregón.

Alfonso y Ena con su primer hijo. Atención a la anotación que hay en la foto abajo del todo.


Poco después tuvo lugar la boda de Jaime, el sordomudo. Este mozo había tenido que renunciar a los derechos de sucesión al trono poco después de que lo hiciera su hermano Alfonso, ya que su padre lo veía limitado por su incapacidad para ser rey y es que después de la renuncia de Alfonso junior, le tocaba a él. Para reforzar esta renuncia, Alfon decidió que era mejor que Jaime se casase con una mujer que no perteneciese a la realeza, y así lo hizo, apañando el matrimonio entre Jaime con Emanuela Dampierre, noble italiana que no pertenecía a la realeza. Estos tuvieron dos hijos, Alfonso, a quien Telecinco convirtió en protagonista de una tv-movie (que yo no he visto ni tengo intención de ver) llamada "Alfonso, el príncipe maldito", y Gonzalo, que llevaba gafas de pasta. Parece ser que Jaime se dedicó a ponerle los cuernos a la mujer y se divorciaron. Para entonces ya se había muerto Alfonso XIII y Jaime, que había renunciado a ser rey de las Españas, había llegado a reconocer como tal a su hermano Juan, aunque éste no pudiera ser rey porque en las Españas estaban los dinosaurios. Seguramente vio que si Juan tenía poquísimas posibilidades de ser rey, las suyas eran prácticamente nulas, de modo que se dedicó a vivir la vida loca de la mejor manera posible: casándose con una cabaretera divorciada. ¡Con dos cojones! De este matrimonio no tuvo hijos, pero la mujer le animó a reclamar el trono de las Españas... ¡qué infeliz la cabaretera! 


Hace unos años había gente se llevaba las manos a la cabeza al enterarse de que Letizia era divorciada; no me quiero ni imaginar cómo se tomarían los españoles de aquella época obscura que había un señor por ahí que quería ser rey de las Españas, que era sordomudo, divorciado, y casado con una divorciada, que no es que fuera precisamente la chica del telediario, sino una cabaretera. Además, los monárquicos franceses consideraban que Jaime era el pretendiente legítimo al trono de Francia y, utilizando uno de los muchos nombres con que le habían bautizado, le dieron, como rey virtual, el nombre de Henri VI (Se ve que a los franceses les sonaba mejor Henri que Jacques... busco a Jacques...). Pero por lo que más conocido fue Jaime es por haber emparentado por la que entonces era la primera familia de las Españas, los Franco, a través del matrimonio de su hijo Alfonso con Carmencita, la nieta mayor del dictadorzuelo. Después de darse cuenta que nunca podría reclamar para sí mismo el trono de las Españas, renunciando a él definitivamente, Jaime murió en 1975, al parecer, víctima de lo que hoy se llama "violencia doméstica". Parece ser que todo ocurrió durante una discusión con su mujer, que le arreó en la cabeza con una botella, provocándole graves heridas que lo llevarían a la muerte. No sé a qué esperan los de Telecinco para hacer una tv-movie sobre su persona, de la misma manera que hicieron con su hijo Alfonso, y de la misma manera que podrían hacer con su hermano Alfonso.



Alfonso XIII con el "surtido Cuétara". A Alfonso junior le gustaban más las marcas blancas.

Volvamos al tema que nos ocupa, que me he dejado llevar por el morbo de la historia, al más puro estilo tv-movie de Telecinco. Estaba hablando de bodas, que Alfonso XIII había tenido que rascarse el bolsillo en 1935 para las bodas de tres de sus hijos a las que, por cierto, no acudió Ena, que se afanó por buscar excusas de todo tipo para evitar reencontrarse con su marido. Para alguien a quien se le casan dos hijos en muy poco tiempo, esto es motivo suficiente para no desear tener que pagar y organizar otra boda en mucho tiempo, pero precisamente fue la boda que quedaba, la de Juan, la que más ilusión le hizo al bueno de Alfon.


Juan se había convertido en el heredero al trono de las Españas tras las renuncias de sus hermanos mayores y teniendo preferencia sobre sus hermanas, que también eran más mayores que él, pero que, al no tener rabo, estaban incapacitadas para reinar. Parece ser que Juan, en sus años mozos, no pensaba que pudiera llegar a ser rey algún día y, como debía ser un estudiante regulero, decidió hacer carrera militar de marinero, habiendo empezado en España y teniendo que continuar en la marina británica después de que se fueran de España. Así que Alfon tuvo que exponerle a su hijo la nueva situación y comunicarle que, como heredero al trono de las Españas, tenía que hacer principalmente dos cosas: estudiar y buscar novia. Alfon creía que la educación de su hijo dejaba mucho que desear y por eso tenía que tomar nociones de ciertas materias que se supone son de utilidad para reyes, mandatarios y gente así. Me inclino a pensar que la educación que Alfon había recibido para ser rey fue bastante más lamentable que la de su hijo. Lo de buscar novia estaba más jodido y Alfon seguramente no hacía más que darle la paliza al chico para que le tirase los tejos a todas las princesas que se le pusiesen a tiro, pero parece ser que Juan no se lo tomaba muy en serio, y eso cuando no le daban calabazas. Mientras tanto, Alfon se desesperaba, pensando que tal vez su hijo pudiera casarse con una cubana cualquiera y vivir la vida loca y que pasase lo mismo que con Alfonsillo, o, incluso, que tal vez su hijo prefiriera la compañía de unos bronceados y musculosos marineros con los cabellos agitados por la brisa marina como los que le habían acompañado durante sus aventuras en alta mar. Seguramente esto último era lo que más aterrorizaba a Alfon, mucho más que lo de las cubanas. La situación se complicó cuando, en 1934, falleció Gonzalo, porque si Juan fracasaba en el intento, a Alfon siempre le quedaba el pequeño, pero, muerto éste, había que ponerse serio con Juan. Y Alfon se puso serio e incluso prohibió a su hija Cristina, todavía soltera, que se casase hasta que Juan no estuviera casado y hubiera demostrado la consumación de su matrimonio con un par de churumbeles por lo menos, por si acaso había que recurrir a ella para que sucediera a su padre si su hermano metía la pata. Debemos suponer que, a partir de aquí, a las presiones de Alfon se unieron las de su hija Cristina. "Como no te cases como es debido te corto los huevos", le debió decir Alfon a su hijo, porque a Alfon le pega decir cosas malsonantes y grotescas. 




Alfonso XIII, con falda, acompañado por un señor más feo que él


No sabemos si fue un apaño y en qué medida lo fue, pero, de ser así, ya se le podía haber ocurrido antes a Alfon y se hubiera ahorrado muchos quebraderos de cabeza, y no hubiera pensado en cubanas ni en marineros sepsis. Sea como fuere, la cosa tuvo lugar en la boda de Beatriz, cuando se produjo el reencuentro con unos parientes. Estos parientes estaban encabezados por Carlos, príncipe de las Dos Sicilias, que había sido cuñao de Alfon al casarse con su hermana mayor, pero después de muerta ésta, él se había vuelto a casar, lo cual no fue óbice para que Alfon y su cuñao tuvieran buena relación. El cuñao se había presentado allí con su familia, que entonces se componía, en parte, por unas hijas en edad de merecer. Alfon pensaba que cualquiera de estas mozas sería buena elección para su chico, ya que además de ser princesas, eran españolas, así que suponemos que le animaría a Juan a que le tirase la caña a alguna de ellas. Y así fue, que Juan se dedicó a intimar con una de estas chicas, María, le pidió relaciones (tenía que meter esta expresión por algún sitio XD) y, poco después, se casaron, habiendo escogido la fecha singular del 12 de octubre para ello. Alfon debía estar loco de contento, y su hija Cristina no digamos, que después de esto tendría que esperar menos para casarse ella. Una boda de semejantes características en nuestros tiempos hubiese causado gran conmoción entre esas señoras que grabaron en VHS la boda de Felipe y Letizia, a pesar de que no les gustaba que Letizia fuera periodista y divorciada y que preferían que Felipe se hubiese casado con la hija guapa de los reyes de Suecia.


Alfon había regalado a su hijo un viaje de novios larguísimo que, según las propias palabras de Alfon, más que un viaje de novios era un viaje para que se formasen como reyes. No sabemos si el viaje contribuyó a su formación como reyes, pero, como resultado del mismo, en julio del 36 (¡echad cuentas!), poco después de empezar la guerra en España, nació la primera hija del matrimonio, María Pilar, a la que seguirían otras tres criaturas más en los años siguientes, aunque el hijo más famoso de esta pareja es el segundo, Juanito, cuya efigie aparece en monedas y sellos. Con Juan casado y con hijos, Cristina podía ya contraer matrimonio, y eso hizo en 1940, con un señor viudo y con hijos llamado Enrico Marone, nada menos que el dueño de los vermús Cinzano. ¡¡¡Barra libre para todos!!! Alfon se alegraría por ello seguramente.



Alfonso XIII con los nietos.


Después de haber cumplido la ingrata labor de casar a sus hijos, Alfon podía entregarse a descansar sin preocupaciones y a disfrutar de los nietos, pero no le dio tiempo porque falleció a comienzos de 1941, cuando no se habían cumplido aún los 10 años de su salida de España. No pudo ser enterrado en España, porque allí estaban los dinosaurios, como ya hemos dicho. Cuando la guerra, Alfon se había puesto de lado de Franco e incluso había mandado a su hijo Juan a la guerra, pero éste fue rechazado y, una vez terminada la guerra, Franco, al contrario de lo que creía Alfon cuando le apoyó, no dejó volver al rey y se puso a ejercer él mismo de rey. De este modo, Alfon fue enterrado en una iglesia en Roma, hasta que, en 1980 y con su nieto Juanito como rey, se le enterró en el panteón de reyes del Monasterio de El Escorial. 


Para terminar, comentaremos algunas anécdotas de este personaje tan kitsch.


- Una vez estaba en Cádiz tomándose un vino en un bar al lado de la playa, y el camarero le puso un platico con comida para acompañar su consumición. Como hacía aire, el rey puso el platico de comida encima del vaso de vino para que no le entrase arena y así fue como se originó lo de las tapas de los bares, porque Alfon lo que había hecho era "tapar" el vaso.


- ¿Quién no ha sido nunca víctima de los llamados false friends en clase de inglés? Alfonso XIII tampoco se libró de esto. En un encuentro de realezas en la pérfida Albión, creo que cuando fue a buscar novia allí, Alfon se encontraba algo constipado y para disculparse de su afonía, mocos y demás, comunicó a la concurrencia "I am sorry I am very constipated", que, si lo traducimos a nuestra lengua, quiere decir que Alfonso se estaba disculpando por estar estreñido. Me hubiera gustado ver las caras de las realezas inglesas y estiradas allí presentes al escuchar esto.


- Un día a comienzos de 1938 se encontraba Alfonso en el cine con su nuera María, que estaba preñada. Al nascituro no se le esperaba hasta un mes más tarde, por lo que su padre se había ido de excursión cinegética fuera de Roma, que es donde vivían entonces, creyendo que no pasaría nada. Alfon y su nuera tuvieron que abandonar el cine porque los dolores del parto se habían adelantado y la criatura no se hizo esperar. El padre llegó a la clínica cuando ya había nacido el chico, y su padre, Alfonso XIII, le salió al encuentro con una criatura en brazos. La sorpresa fue que cuando Juan se acercó a ver al recién nacido, se encontró con que éste tenía cara de chino, lo que no sabemos es la cara que se le puso a Juan, pero tuvo que ser todo un poema, y vete a saber lo que se le pasaría en aquel momento por la cabeza. Entonces parece ser que reaccionó y dijo que ése no era su hijo, y toda la concurrencia se echó a reír, porque Alfon había cogido al hijo de una funcionaria de la embajada china, que estaba en una habitación cercana, y le había querido gastar una broma a Juan por no haber estado presente en el momento del parto. Pasado el susto, Juan fue a ver a su mujer y a su hijo, y se llevó otro susto, porque el chico era feo como un dolor y tenía cara de rana, según palabras textuales de la madre.




Terminemos con una foto de los hijos de Alfonso XIII, donde se aprecia bastante el parecido de Jaime con su padre, la cosica que da Alfonso junior, la cara de viejo que tiene Juan o la cara simpática de Gonzalo.